Bug-Jargal
9781465671080
213 pages
Library of Alexandria
Overview
Cuando le llegó su vez al capitán Leopoldo d’Auverney, se quedó un tanto espantado, y aseguró a la concurrencia que no sabía de ningún incidente de su vida que mereciese llamar la atención. —Pero ¿cómo es eso, capitán—le respondió el teniente Enrique—, cuando ha viajado usted tanto y visto tanto el mundo? ¿No ha estado usted en las Antillas, en Africa, en España, qué sé yo?... Hola, capitán; ahí tiene usted su perro cojo. D’Auverney se estremeció, dejó caer el cigarro y se volvió de súbito hacia la entrada de la tienda de campaña, al tiempo mismo que un enorme perrazo venía de carrera, aunque cojeando, hacia él. El perro, al pasar, pisoteó el cigarro del capitán, y el capitán no hizo alto. El perro le lamió los pies, meneó la cola, ladró, saltó, dió señales de alegría en cuanto pudo a su manera, y luego se echó delante de sus pies; el capitán le acariciaba maquinalmente con la mano izquierda, y moviendo con la otra las carrilleras del casco, decía de vez en cuando: —Vamos, Rask, vamos. Por fin, volviendo en sí, exclamó: —Pero ¿quién te ha traído? —Con licencia, mi capitán...—dijo el sargento Tadeo, que había levantado un poco el cortinaje de la tienda, y se mantenía en pie, con el brazo derecho cubierto con su capote, y las lágrimas en los ojos al contemplar en silencio aquella escena, copiada del desenlace de la Odisea.