Title Thumbnail

Los exploradores españoles del siglo XVI

9781465641847
400 pages
Library of Alexandria
Overview
Es ya un hecho reconocido por la historia que los piratas escandinavos habían descubierto y hecho algunas expediciones a la América del Norte mucho antes que pusiera su planta en ella Cristóbal Colón. El historiador que hoy considere aquel descubrimiento de los escandinavos como un mito, o como algo incierto, demuestra no haber leído nunca las Sagas. Vinieron aquellos hombres del Norte, y hasta acamparon en el Nuevo Mundo antes del año 1000; pero no hicieron más que acampar; no construyeron pueblos, y realmente nada añadieron a los conocimientos del mundo; nada hicieron para merecer el título de exploradores. El honor de dar América al mundo pertenece a España; no solamente el honor del descubrimiento, sino el de una exploración que duró varios siglos y que ninguna otra nación ha igualado en región alguna. Es una historia que fascina, y, sin embargo, nuestros historiadores no le han hecho hasta ahora sino escasa justicia. La historia fundada sobre principios verdaderos era una ciencia desconocida hasta hace cosa de un siglo; y la opinión pública fué ofuscada durante mucho tiempo por los estrechos juicios y falsas deducciones de historiadores que sólo estudian en los libros. Algunos de estos hombres han sido no tan sólo escritores íntegros, sino también amenos; pero su misma popularidad ha servido para difundir más sus errores. Su época ha pasado, y principia a brillar una nueva luz. Ningún hombre estudioso se atreve ya a citar a Prescott o a Irving o a ningún otro de sus secuaces, como autoridades de la historia; hoy sólo se les considera como brillantes noveladores y nada más. Es menester que alguien haga tan populares las verdades de la historia de América como lo han sido las fábulas, y tal vez pase mucho tiempo antes de que salga un Prescott sin equivocaciones; entre tanto, yo quisiera ayudar a los jóvenes americanos a penetrarse de las verdades en que se basarán de aquí en adelante las historias. Este libro no es una historia; es sencillamente un hito que marca el verdadero punto de vista, la idea amplia, y tomándolo como punto de partida, los que tengan interés en ello podrán con más seguridad llevar adelante la investigación de los detalles, mientras que aquellos que no puedan proseguir sus estudios, poseerán siquiera un conocimiento general del capítulo más romántico y más repleto de valientes proezas que contiene la historia de América. No se nos ha enseñado a apreciar lo asombroso que ha sido el que una nación mereciese una parte tan grande del honor de descubrir América; y, sin embargo, cuando lo estudiamos a fondo, es en extremo sorprendente. Había un Viejo Mundo grande y civilizado: de repente se halló un Nuevo Mundo, el más importante y pasmoso descubrimiento que registran los anales de la Humanidad. Era lógico suponer que la magnitud de ese acontecimiento conmovería por igual la inteligencia de todas las naciones civilizadas, y que todas ellas se lanzarían con el mismo empeño a sacar provecho de lo mucho que entrañaba ese descubrimiento en beneficio del género humano. Pero en realidad no fué así. Hablando en general, el espíritu de empresa de toda Europa se concentró en una nación, que no era por cierto la más rica o la más fuerte.