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La perfecta casada

9781465639561
188 pages
Library of Alexandria
Overview
Este nuevo estado en que Dios ha puesto á vuestra merced, sujetándola á las leyes del santo matrimonio, aunque es como camino real, más abierto y menos trabajoso que otros, pero no carece de sus dificultades y malos pasos, y es camino adonde se estropieza también y se peligra y yerra, y que tiene necesidad de guía como los demás; porque el servir al marido y el gobernar la familia y la crianza de los hijos, y la cuenta que juntamente con esto se debe al temor de Dios, y la guarda y limpieza de la conciencia (todo lo cual pertenece al estado y oficio de la mujer que se casa), obras son que cada una de por sí pide mucho cuidado, y que todas juntas, sin particular favor del cielo, no se pueden cumplir. En lo cual se engañan muchas mujeres, que piensan que el casarse no es más que dejar la casa del padre y pasarse á la del marido, y salir de servidumbre y venir á libertad y regalo; y piensan que con parir un hijo de cuando en cuando, y con arrojarle luego de sí en los brazos de una ama, son cabales y perfectas mujeres. Y dado que el buen juicio de vuestra merced y la inclinación á toda virtud, de que Dios la dotó, me aseguran para no temer que será como alguna destas que digo, todavía el entrañable amor que la tengo y el deseo de su bien que arde en mí, me despiertan para que la provea de algún aviso, y para que la busque y encienda alguna luz que sin engaño ni error alumbre y enderece sus pasos por todos los malos pasos de este camino, y por todas las vueltas y rodeos dél. Y como suelen los que han hecho una larga navegación ó los que han peregrinado por lugares extraños, que á sus amigos, los que quieren emprender la misma navegación y camino, antes que lo comiencen y antes que partan de sus casas, con diligencia y cuidado les dicen menudamente los lugares por donde han de pasar y las cosas de que se han de guardar, y los aperciben de todo aquello que entienden les será necesario, así yo en esta jornada que tiene vuestra merced comenzada, la enseñaré, no lo que me enseñó á mí la experiencia pasada, porque es ajeno de mi profesión, sino lo que he aprendido en las sagradas letras, que es enseñanza del Espíritu Santo. En las cuales, como en una tienda común y como en un mercado público y general para el uso y provecho general de todos los hombres, pone la piedad y sabiduría divina copiosamente todo aquello que es necesario y conviene á cada un estado, y señaladamente en este de las casadas se revé y desciende tanto á lo particular dél, que llega hasta, entrándose por sus casas, ponerles la aguja en la mano, y ceñirles la rueca y menearles el huso entre los dedos. Porque, á la verdad, aunque el estado del matrimonio en grado y perfección es menor que el de los continentes ó vírgenes; pero, por la necesidad que hay dél en el mundo para que se conserven los hombres, y para que salgan dellos los que nascen para ser hijos de Dios, y para honrar la tierra y alegrar el cielo con gloria, fué siempre muy honrado y privilegiado por el Espíritu Santo en las letras sagradas; porque dellas sabemos que este estado es el primero y más antiguo de todos los estados, y sabemos que es vivienda, no inventada después que nuestra naturaleza se corrompió por el pecado y fué condenada á la muerte, sino ordenada luego en el principio, cuando estaban los hombres enteros y bienaventuradamente perfectos en el paraíso.