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El Quijote apócrifo

9781465636171
213 pages
Library of Alexandria
Overview
El sabio Alisolan, historiador no menos moderno que verdadero, dize que, siendo expelidos los moros agarenos de Aragon, de cuya nacion él decendia, entre ciertos anales de historias halló escrita en arabigo la tercera salida que hizo del lugar del Argamesilla el invicto hidalgo don Quixote de la Mancha, para ir á unas justas que se hazian en la insigne ciudad de Çaragoça, y dize desta manera. Despues de haber sido llevado don Quixote por el Cura y el Barbero y la hermosa Dorotea á su lugar en una jaula, con Sancho Pança, su escudero, fue metido en un aposento con una muy gruesa y pesada cadena al pie; adonde, no con pequeño regalo de pistos y cosas conservativas y sustanciales, le volvieron poco á poco a su natural juizio; y para que no volviese á los antiguos desvanecimientos de sus fabulosos libros de caballerias, pasados algunos dias de su encerramiento, empezó con mucha instancia á rogar á Madalena, su sobrina, que le buscase algun buen libro en que poder entretener aquellos setecientos años que él pensaba estar en aquel duro encantamiento; la cual, por consejo del cura Pedro Perez y de maese Nicolas, barbero, le dió un Flos Sanctorum, de Villegas, y los Evangelios y Epistolas de todo el año en vulgar, y la Guia de pecadores, de fray Luis de Granada; con la cual licion, olvidandose de las quimeras de los caballeros andantes, fue reducido dentro de seis meses á su antiguo juizio, y suelto de la prision en que estaba. Començó tras esto á ir á misa con su rosario en las manos, con las Horas de nuestra Señora, oyendo tambien con mucha atencion los sermones; de tal manera, que ya todos los vecinos del lugar pensaban, que totalmente estaba sano de su accidente, y daban muchas gracias á Dios, sin osarle dezir ninguno (por consejo del Cura) cosa de las que por él habian pasado. Ya no le llamaban don Quixote, sino el señor Martin Quijada, que era su propio nombre; aunque en ausencia suya tenian algunos ratos de pasatiempo con lo que dél se dezia, y de que se acordaban todos, como lo del rescatar ó libertar los galeotes, lo de la penitencia que hizo en Sierra Morena, y todo lo demas que en las primeras partes de su historia se refiere. Sucedió pues en este tiempo, que, dandola á su sobrina, el mes de agosto, una calentura de las que los fisicos llaman efimeras, que son de veinte y cuatro, horas, el accidente fue tal, que dentro dese tiempo la sobrina Madalena murió quedando el buen hidalgo solo y desconsolado; pero el Cura le dió una harto devota vieja y buena cristiana, para que la tuviese en casa, le guisase la comida, le hiziese la cama, y acudiese á lo demas del servicio de su persona, y para que, finalmente, les diese aviso á él ó al Barbero de todo lo que don Quixote hiziese ó dixese dentro ó fuera de casa, para ver si volvia á la necia porfia de su caballeria andantesca. Sucedió pues en este tiempo que un dia de fiesta, despues de comer, que hazia un calor excesivo, vino á visitarle Sancho Pança, y hallandole en su aposento leyendo el Flos Sanctorum, le dixo: ¿Que haze, señor Quijada? ¿Como va? ¡Oh Sancho! dixo don Quixote, seas bien venido: sientate aqui un poco; que á fe que tenia harto deseo de hablar contigo.