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Cuentos populares en Chile

9781465649317
313 pages
Library of Alexandria
Overview
El Soldadillo se estaba aburriendo en su casa y se le puso en la cabeza salir a rodar tierras, por ser hombre y por saber. Salió, pues, un día, llevando al hombro unas alforjas muy bien provistas y un buen cuchillo asegurado a la cintura. Después de haber andado unas cuantas horas, en un camino apartado se encontró con un hermoso joven, elegantemente vestido. El Soldadillo, que era hombre bien hablado, se sacó su gorra y saludando con todo respeto, preguntó: —¿A dónde va, mi señor? Si lo puedo servir en algo, estoy a sus órdenes. El Príncipe, porque el joven era hijo de Rey, le contestó: —Si quieres acompañarme, te daré buen sueldo; el sirviente que traía se me perdió en el camino, y necesito de una persona que me ayude; pero ésa ha de ser muy valiente, porque nos hemos de ver quizás en qué peligros. —Su mercé, respondió el Soldadillo, tal vez haya oído hablar de su servidor, porque yo he peleado en todas las batallas que ha dado Su Sacarreal Majestad el Rey su padre, y siempre me porté con valor y nunca volví la espalda al enemigo. Juan me llamo, señor, y por sobrenombre me dicen el Sordaíllo. —¡Con que tú eres, hombre, el mentado Soldadillo! No he podido encontrar mejor compañero; he andado con suerte; desde luego te tomo a mi servicio. Siguieron andando los dos, más que como patrón y sirviente, conversando como amigos. El Príncipe le contó cómo se había enamorado, por un retrato que había visto, de la más linda princesa del mundo, a quien andaba buscando: estaba encantada y nadie sabía en donde se hallaba. El Soldadillo le prometió ayudarlo en todo y no dejarlo mientras no dieran con la princesa, y hasta dejarse matar por él, aunque—le dijo—todavía no ha nacido quien se atreva a tocarme un pelo.