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Lázaro

Casi novela

9781465566959
103 pages
Library of Alexandria
Overview
I. A mediados del siglo pasado, en una plaza de Madrid, formando rinconada con un convento, claveteada la puerta, fornido el balconaje y severo el aspecto de la fachada, se alzaba una casa con honores de palacio, a cuyos umbrales dormitaban continuamente media docena de criados y un enjambre de mendigos que, contrastando con la altivez del edificio, ostentaban al sol todo el mugriento repertorio de sus harapos. Algunos aîos despuês, un piadoso testamento legð la finca a la comunidad vecina, y en nuestro siglo descreëdo y rapaz, la desamortizaciðn incluyð en los bienes nacionales aquella adquisiciðn que los pobres frailes debëan a las legëtimas gestiones de un confesor o al tardëo arrepentimiento de un moribundo. Un radical de entonces, que luego se hizo, como es costumbre, hombre conservador y de orden, la comprð por un pedazo de pan; y tras servir sucesivamente como depðsito de leîas, mesðn de arrieros, colegio de niîos, cafê cantante y club revolucionario, vino a albergar una sociedad de baile en la planta baja, una oficina en el principal, y no sê cuántas habitaciones de pago dominguero en el interior de ambos pisos. Aquella era la casa de los Tumbagas de Almendrilla. Nada queda de las grandezas de tan ilustre raza, y aun se teme que por falta de puntualidad en satisfacer derechos de lanzas y medias anatas, haya caducado el tëtulo que ostentaron, y cuyo origen se pierde en la noche de los tiempos. Como el de griegos y romanos, es incierto el origen de los Tumbagas de Almendrilla; pero eso mismo realza la antigüedad de su ralea, pues las cosas, las instituciones y los hombres parece que adquieren importancia con andar su nacimiento envuelto entre dudas y perplejidades de erudito. Dicho sea de paso, ninguno se ha propuesto poner en claro cuál fue la cuna de tan ilustres varones; pero si tal hubiese sucedido, nada habrëa sacado en limpio, pues, llegando la indagaciðn a ciertas êpocas, se para como ante muro de piedra o cortadura de monte, sin que se pueda averiguar lo que hay de cierto sobre que el primer Tumbaga fuese uno de los que acompaîaron a T÷bal en su venida a Espaîa. Fundándose en raëces de palabras, cuyos tallos nadie conoce, dicen algunos que el origen de la raza no va más allá de la primera colonia fenicia, y hay quien afirma que lo de Almendrilla viene de un enorme peîðn, asë llamado, que sobre la cabeza de los moros dejð caer un Tumbaga desde las fragosidades en que D. Pelayo rechazð a los hijos del África. Ello es que en la êpoca de los godos y al empezar la reconquista, habëa ya Tumbagas de Almendrilla, y los habrá siempre, a no ser que en las páginas de este relato muera el solo individuo que queda de tan nobilësima estirpe